lunes, 8 de noviembre de 2010

La espera

Me encuentro ante un silencio prolongado, algo incomodo e inquietante. Las olas se ven muy pequeñas desde aquí, pero su sonido lejano es lo único que me acompaña ahora. Los faros, de típico estilo miraflorino, empiezan a encenderse, lo que significa que ya no queda mucho tiempo, pronto tendremos que regresar a su casa. No quisiera tener que abandonar nunca esta ingeniosa mezcla entre cemento y pasto.

Mientras espero a que ella pronuncie alguna palabra, me pregunto quién habrá diseñado esa enorme escultura que se encuentra en el centro del parque. Quién le habrá dado vida a esos dos amantes, que con fervor y sin pudor olvidan que cientos de personas los observan besarse a diario; a esos dos amantes que fueron condenados al beso eterno y que se encuentran recostados por encima del agua vacilante.

Quisiera,  que por aunque sea algunos segundos, ella esté pensando lo mismo que yo, y que ese pensamiento la motive a darme ese beso que tan ansiosamente espero recibir. Quisiera poder regalarle las flores que, dibujadas en losetas, decoran los muros que nos separan del acantilado. Quisiera, que los árboles, qué seguramente han presenciado esta situación innumerables veces, me den algún consejo que me libere de esta desesperación.

En un movimiento sorpresivo, sus labios acorralan a los míos y acaban con mi intriga. Después de unos segundos, y sin decir nada aún, nos alejamos de las olas, de las flores en los muros, de los árboles y de los amantes impúdicos. Quisiera regresar a esta ingeniosa mezcla entre cemento y pasto.

3 comentarios:

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  2. e tengo una historia nada importante ahora pero que en un tiempo fue algo aveces.. solo aveces :B
    Freeesh. Me gusto " La espera"

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  3. parece tener una intención más poética que narrativa,pero ta buena la lectura.

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