jueves, 18 de noviembre de 2010

Exposición

La oscuridad enmarca la foto. Un fondo de papel lustre negro y platina dorada simulan una profunda mina abundante en oro. En el centro, el niño vestido de minero entona la  escena. Bajo un casco rojo, que se distingue con facilidad, se logra apreciar un rostro que alberga una mirada fija y unos labios apretados, en una especie de mueca que intenta reflejar inconscientemente algún estado de ánimo. Tal vez, el niño no quería estar ahí; tal vez, no quería vestirse de minero; tal vez, no quería tomarse una foto; tal vez, prefería estar en casa viendo televisión o jugando en el patio, que no era oscuro como esa mina en la que se encontraba atrapado.

Frente a él, una mesa con vasos plásticos encima, revela que todo se trata de una exposición. Los letreros, hechos a mano, parecen no encontrarse en el lugar que deben, probablemente porque el pequeño estuvo jugando con ellos, aburrido por encontrarse repitiendo, una y otra vez, el mismo discurso para cada visitante. Sus manos se sujetan una a otra, como si fuese una señal de nerviosismo o vergüenza. El  traje le queda grande, y puede ser que eso le incomode. Sabe que este momento quedará registrado y que  la foto la  pondrán en un álbum o en la mesa de centro de la sala, pero con tal de que todo termine y pueda irse a jugar, eso no tiene mayor importancia.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario